Refugiarse en la esperanza: Día Internacional de las personas refugiadas
21 de junio de
2013
Ante una situación de
peligro, de persecución política o de guerra interna, millones de personas abandonan
todo para salvar su vida y/o la de sus familias. Se marchan para refugiarse en
la esperanza de encontrar un lugar en donde poder asentarse, salvaguardar su
libertad, su integridad física, encontrar alimento y servicios médicos. Por supuesto
se refugian en la esperanza de no ser devueltos a su país pues su vida correría
peligro y esperan ser acogidos de una manera humanitaria y sensible al hecho de
que han dejado todo: país, tierra, cultura, familia; bienes materiales e
inmateriales que forman parte de lo que uno “es”, de la historia que cada quien
trae consigo.
Siempre se señala que
México es un país con una tradición de asilo y refugio muy importante en
América Latina. Muchas personas provenientes de países como Argentina,
Paraguay y Uruguay llegaron a nuestro país
en la década de 1970 con motivo de los regímenes dictatoriales del Cono Sur.
Años antes también habíamos recibido a una gran cantidad de refugiados
españoles. En los años 80 del Siglo XX, la difícil situación económica,
política y social en Centroamérica obligó a muchas personas a buscar una
oportunidad de vida en tierras mexicana.
Aunque se hable de una
tradición de brindar refugio, México requiere revisar su política migratoria ya
que los obstáculos que se imponen a muchos refugiados para acreditar su
situación en el país, puede derivar en criminalización. Muchas de estas
personas dada la condición de peligro en que se hallan en sus países de origen
salen sin nada más que lo puesto. Ello implica que en muchas ocasiones carecen
de papeles que acrediten su identidad y nacionalidad. Honrar la tradición de
país de refugio y asilo obliga al país a mejorar su marco normativo aplicable
en la materia a fin de que se encuentre armonizado con los instrumentos internacionales
de derechos humanos; asimismo es necesario proteger a las personas que buscan
refugio de los peligros que implica la delincuencia o crimen organizado, las
redes de trata de personas o los abusos cometidos por las mismas autoridades
entre las que no es extraño encontrar mencionadas a las del Instituto Nacional de
Migración (INM).
Valorar el aporte
cultural y la manera en que las personas refugiadas y asiladas han enriquecido
todos los aspectos de la vida nacional es parte del trabajo que tanto sociedad
como gobiernos, deben trabajar. Por supuesto un reto importante está en
prevenir y eliminar la discriminación hacia personas extranjeras.
La Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), informa los principales
países de origen de los refugiados en México son Guatemala, con 20.8 por ciento;
El Salvador, con 17.4 por ciento; Colombia, con 16.5 por ciento; Haití, con
11.5 por ciento; República Democrática del Congo, con 3.7 por ciento, e Irak
con 3 por ciento.
Ana Luisa Nerio Monroy
@aluisanerio
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