10 de junio 2013
Campaña de compañía de relojes
cosifica a las mujeres
La marca de relojes Nivada cuenta
desde hace varios meses con una campaña publicitaria mediante comerciales en
televisión, anuncios en revistas, periódicos y espectaculares, en los cuales la
mujer es utilizada como objeto sexual. En uno de estos espectaculares se puede
observar a una mujer de pie, con las piernas abiertas, vistiendo un liguero, medias
oscuras y zapatos de tacón alto. La mujer está de espaldas y sólo se aprecia su
silueta de la cintura para abajo. Al lado aparece la imagen de un reloj de la
marca citada. Este tipo de publicidad sexista cosifica a la mujer y la
convierte en un objeto sexual. No vemos el rostro de la modelo lo que
deshumaniza la imagen; no importa ella como persona, lo que vale es su cuerpo
(o la mitad). Las otras imágenes que forman parte de esta campaña tienen en
común el tratamiento sexual que se da a la imagen femenina; la mujer como
objeto sexual: la mujer simplemente como objeto. Si equiparamos a la mujer con
un reloj, es decir, un objeto, y recordamos que en una economía de mercado los
objetos se poseen, se compran y se venden, se destruyen, se cambian y se desechan,
¿qué clase de mensaje estamos mandando con este tipo de publicidad? En un país
en donde existe trata de personas, en donde la violencia contra las mujeres es estructural
y existe un problema grave de
feminicidio ¿debemos permitir que exista este tipo de publicidad?
Los medios de comunicación y la
publicidad tienen una importante responsabilidad social. Es difícil no
indignarse con estas campañas, cuando además en días recientes nos hemos
enterado de distintos hechos relacionados con la violencia contra las mujeres.
La hija de un servidor público golpeada por el nieto de otro importante
integrante del gabinete presidencial; el uso de influencias de un afamado ex
ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de su ex
pareja; el asesinato de una jovencita habitante del Distrito Federal, a manos
de un novio celoso; y todos esos actos de violencia física, psicológica,
económica y laboral, que vivimos o hemos vivido millones de mujeres en el
mundo.
¿Qué hacer? Por lo pronto quejarnos
con la empresa por esta campaña. Acudir a organismos especializados en materia
de defensa de los derechos humanos y del derecho a la no discriminación e
interponer una queja; no consumir productos de esta marca hasta que no se
comprometan con realizar publicidad incluyente y no sexista; y utilizar las
redes sociales para manifestar nuestra indignación. Esto sólo para empezar. A
largo plazo el camino aún es largo, lo que requerimos es un cambio cultural.
Desde un enfoque de derechos humanos (Enfoque DH) debemos reconocernos mujeres
y hombres iguales en dignidad y derechos. Por su parte el Estado está obligado
a realizar las acciones de política pública necesarias para garantizar que
niñas y mujeres vivan libres de violencia.
Ana Luisa Nerio Monroy
@aluisanerio
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