miércoles, 28 de febrero de 2018

Panorama Laboral 2017. América Latina y el Caribe, informe de la OIT



Síntesis elaborada por: Ana Luisa Nerio Monroy



El informe "Panorama Laboral 2017. América Latina y el Caribe", elaborado por la Oficina Regional de la Organización Internacional del Trabajo para América Latina y el Caribe, señala que hay un panorama mixto, pues hay recuperación en algunos indicadores y países, y deterioro en otros.

Veintiséis millones de personas desocupadas en el continente sigue siendo una cifra preocupante pues nos habla de mujeres y hombres que no cuentan con el medio (trabajo) para satisfacer sus necesidades y las de sus familias. Se estima que la tasa de desocupación regional ha vuelto a aumentar por tercer año consecutivo, pasando de 7,9% en 2016 a 8,4% al concluir 2017. No obstante, si Brasil se excluye del promedio regional, para el resto de la región la tasa de desocupación se reduce levemente de 6,1% en 2016 a 5,8% al tercer trimestre de 2017…En Centroamérica y México se registró una caída de la tasa de desocupación de 4,5% en 2016 a 4,0% en 2017.” (Panorama Laboral 2017, OIT, p.15)

Un asunto sobre el cual debe ponerse especial atención por los posibles efectos sociales, económicos y políticos que puede tener es el desempleo de jóvenes que sigue siendo alto. De acuerdo a la OIT uno de cada cinco personas jóvenes que busca empleo no lo encuentra. Esto nos habla de millones de jóvenes que ven comprometido su proyecto de vida y que, en un contexto de inseguridad, carencias económicas y presencia de grupos del crimen organizado, pueden ser presa de enganches y engaños para actividades ilegales.

La falta de empleos afecta especialmente a grupos de población como las mujeres, para quienes la tasa de desocupación aumentó .6% al pasar de 9.9% en 2016 a 10.4% en 2017. Este aumento, aunque ligeramente mayor que el de los hombres, que pasó de 7,2% a 7,6%, puede ser el reflejo de diversos factores como la tendencia del mercado laboral a preferir emplear a hombres por ser considerados los proveedores naturales y a que las mujeres se ubican en empleos no formales con mayor proporción que los hombres.

América Latina sigue presentando un crecimiento mínimo y lento. Lo que en nada favorece al mercado laboral. Si bien hay una leve mejora del panorama laboral que paso de alarmante en 2016 a esperanzador en 2017, dicha mejora es lenta e insuficiente. Falta mucho más crecimiento económico. La pequeña mejoría no se presenta en todos los países. Mientras Brasil se recuperó un poco, Venezuela tuvo serios problemas económicos durante 2017.

Hay decrecimiento en el número de empleos formales creados y un aumento de en los empleos no formales. Los primeros presentaron un descenso de 65,3% en 2013, a 64,1% en 2015 y a 63,4% en 2016, mientas que los segundos pasaron de 21,6% a 22,8% y 23,6% en los mismos años. (Panorama Laboral 2017, OIT. P.16)

En materia de salarios la OIT revisa el periodo de 2005 a 2015 y concluye que hay un “aumento real de 1,8% al año. Es decir, en promedio, los salarios reales regionales crecieron en forma sostenida en el periodo, aunque con importantes diferencias entre subregiones, y entre sectores”. (p. 17) Muy importante, la OIT señala que en mientas en el Cono Sur y países andinos hubo un aumento aceptable en “Centroamérica y México, los incrementos salariales estuvieron muy por debajo del promedio”. (p.17)

La lucha por lograr salarios dignos, suficientes y con prestaciones sociales para las y los trabajadores del hogar, donde la presencia femenina prevalece, se mantiene. Las trabajadoras del hogar o dedicadas al trabajo doméstico como lo denomina la OIT, siguen siendo de las peor pagadas en todo el continente. Aunque los salarios de las trabajadoras domésticas, crecieron en toda la región, siguen siendo los salarios más bajos frente a otros salarios.Los salarios del trabajo doméstico son en la mayoría de los casos menores al 50% del salario promedio”. (p.17)

La brecha salarial de género sigue siendo un reto para lograr la igualdad entre mujeres y hombres. Si bien ésta se redujo de alrededor de 20% al 15% entre 2005 y 2015 en América Latina “…los salarios de las mujeres continúan siendo más bajos que los de los hombres”. (p.18)

La OIT concluye que el panorama laboral es mixto, algunos aspectos mejoraron en algunas regiones y otros presentan deterioro. Se espera que 2018 la economía mundial crezca y ello tenga un impacto favorable en la región latinoamericana y el Caribe. Siguen apareciendo como foscos rojos la brecha salarial de género y el acceso al empleo de mujeres y de jóvenes.

Fuente: Panorama Laboral 2017. América Latina y el Caribe. Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe.

@aluisanerio

jueves, 1 de febrero de 2018

Género, estereotipos y roles:educar para lograr igualdad


Por Ana Luisa Nerio Monroy


Mujeres y hombres son iguales en dignidad y derechos. Sus diferencias biológicas no constituyen razones para que unas y otros sean discriminados. Ahora bien, las mujeres han sido históricamente destinadas a tareas reproductivas en la esfera de lo privado (doméstico) y los hombres a la esfera productiva y el espacio público, con base en las diferencias biológicas. 

Las mujeres tienen características biológicas distintas a las de los hombres, cierto. Las mujeres tienen senos, vagina, ovarios, y un sistema reproductivo distinto al de los hombres quienes a su vez tienen pene, testículos, testosterona, etcétera. Estas características son naturales. Se nace con ellas. En cambio, lo femenino y lo masculino se construye a partir de lo que la sociedad espera de nosotros en una época y contexto determinado. A pesar de las diferencias que pueda haber entre épocas de lo que se interpreta como lo masculino y lo femenino, un aspecto recurrente es el de la división sexual del trabajo. Esto se ve claramente en los roles de género. Las mujeres realizan tareas de cuidado y reproductivas, de aseo y limpieza en el hogar.  Se quedan en el espacio privado y si trabajan fuera de casa lo hacen generalmente en actividades “propias de la mujer”. Las mujeres según la tradición, no son intrépidas, no juegan futbol, no tienen una vida sexual libre y placentera. Se casan y tienen hijos e hijas.

Los hombres por su parte no lloran, les gustan los deportes y no las muñecas, no expresan sus sentimientos, son fuertes, valientes y violentos. Se les exige éxito social, laboral y económico. Están en la esfera pública y no realizan tareas de cuidado o en el hogar pues “eso es cosa de mujeres”.

Estas características no benefician a ninguno de los dos sexos. Tanto mujeres como hombres se ven limitados para desarrollarse de manera plena y en libertad. En todo caso, si puede hablarse de sexo ganador sería el de los hombres pues son quienes han tenido más privilegios, acceso a puestos de poder y a posiciones que les han permitido dominar o regir desde su visón la vida de las mujeres.

Agentes socializadores del género que se traducen en instituciones sociales como la familia, la religión, la escuela, la comunidad o el trabajo, refuerzas los roles y estereotipos de género. Desde antes de nacer si es niña ya se le destina el rosa como su color o azul si es niño. En casa se enseña a las mujeres a ser recatadas, femeninas, a realizar labores del hogar. A los niños a jugar con pistolas y balones, a ser fuertes.

En la sociedad se refuerzan los roles y estereotipos de manera cotidiana. Hay mandatos sociales que, aunque no sean ley, los hemos naturalizado porque todos los días algo los reafirma. Los medios de comunicación y la publicidad contribuyen mucho a los estereotipos de género. Los hombres deben tener un buen trabajo y éxito económico. Las mujeres deben ser hermosas, delgadas, buenas amas de casa, tiernas, sumisas y dependientes. Bonitas y tontas dice la publicidad. En la escuela se invisibiliza a las mujeres con el lenguaje sexista, por ejemplo. Y las religiones son sumamente androcéntricas y por lo tanto controladoras del cuerpo y vida de las mujeres. No así de los hombres quienes son los proveedores y si son ovejas descarriadas sólo merecen una reprimenda y volver al buen camino.

Educar a las nuevas generaciones y re-educar a las que tienen más años es una tarea importante para lograr avances reales camino a la igualdad sustantiva.  Eliminar los estereotipos y roles de género contribuye también a prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y niñas, asunto nada menor tomando en cuenta el repunte de los actos de violencia contra las mujeres en México, incluida la violencia sexual y el feminicidio.

Apostemos porque desde lo que cada una o uno hace,  terminemos con los estereotipos de género para que niñas y niños, mujeres y hombres vivamos con dignidad y con igualdad de derechos y oportunidades. Cambiar nuestro lenguaje, no reproducir chistes machistas, impulsar la educación para las mujeres, promover la corresponsabilidad de las tareas en el hogar, educar a niñas y niños en igualdad y corresponsabilidad, no reproducir la violencia en nuestras relaciones personales y laborales, y muchas otras acciones, contribuyen a mejorar el panorama de la igualdad de género.



Twitter @aluisanerio