Mujeres
y Niñas en la ciencia en tiempos del COVID 19
Autora:
Ana Luisa Nerio Monroy
El
mundo necesita de la ciencia y la ciencia de las mujeres, así lo indica la
Organización de las Naciones Unidas. Cada 11 de febrero desde el 2015, se
celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, como una forma de rendir
homenaje a las mujeres que han contribuido con el desarrollo científico y
tecnológico del mundo; mujeres que abrieron brecha y anduvieron primero el
camino tortuoso de romper con estereotipos de género; mujeres que el sistema
patriarcal ocultó porque así le resultaba conveniente.
Miles
de mujeres dedicadas a la investigación científica y desarrollo tecnológico, vieron
sus trabajos, investigaciones y descubrimientos, robados por hombres que eran
sus compañeros, jefes o parejas. Científicas como Nettie Stevens, descubridora
de los cromosomas que determinan el sexo, Rosalind Franklin, cuyo trabajo
contribuyó a la comprensión de la estructura del ADN o Lise Meitner madre de la
fisión nuclear, forman parte de una larga lista, cada vez más amplia pero
también más develada, de mujeres cuyo trabajo no recibió el reconocimiento que merecía.
Esto se llama el “Efecto Matilda”.
El “Efecto
Matilda” se refiere al menosprecio del trabajo científico de las mujeres por
ser mujeres. Así de simple y de terrible.
La ONU
señala que menos del 30 por ciento de los investigadores en el mundo son
mujeres. Cifra que es muy pequeña si pensamos en todas las niñas y mujeres
brillantes que conocemos y que por falta de oportunidades o por la presencia de
estereotipos culturales, no están desarrollando su potencial dentro de la ciencia
y tecnología. Sumado a esto, encontramos políticas públicas en materia educativa,
deficientes y carentes de los estímulos necesarios para que niñas y niños aprendan
matemáticas, física, química o biología, por citar algunos ejemplos, de manera
que se enamoren de estas materias y hagan de ellas sus proyectos profesionales.
Durante
2020 y lo que va de 2021 hemos constatado que el sistema educativo de muchos
países del mundo, entre éstos México, ha demostrado ineficiencia para
garantizar el acceso y permanencia de las niñas y niños en la escuela. Los efectos
de la situación actual en las oportunidades de desarrollo de las niñas para su
educación y futuro profesional pueden ser sumamente negativos si no se atienden
de manera adecuada y con perspectiva de género.
Las
niñas abandonan sus estudios ante la pérdida de las familias de sus fuentes de
empleo, por la pérdida de su madre o padre a causa del COVID 19 o por carecer
de computadora e internet. Las niñas, además, al permanecer encasa se suman a
las tareas de cuidado y del hogar que aún siguen siendo asignadas sobre todo a
ellas, porque son mujeres.
La Organización
de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), indica que las
mujeres aún son minoría en los campos de las matemáticas, la informática, la
ingeniería y la inteligencia artificial. Apenas un 12 por ciento de las plazas de
las academias nacionales de ciencias, son ocupadas por mujeres.
El 11
de febrero es una fecha para recordarnos que es necesario impulsar el acceso de
las niñas a la educación y apoyar a las mujeres que desean realizar estudios en
áreas científicas y tecnológicas. Todavía hoy, a pesar de los cambios
culturales, hay brechas de género que limitan o impiden que millones de niñas
tengan acceso a la educación, que millones de mujeres abandonen la idea de cursar
ciertas carreras porque no son “para mujeres”. Sobran historias de jóvenes estudiantes
que han vivido y viven discriminación, maltrato, violencia y/o acoso cuando cursan
carreras tradicionalmente masculinas.
Y aún
aquellas mujeres que lo logran y se desarrollan como investigadoras y
científicas, enfrentan el reto de la conciliación de la vida laboral y
familiar. Viven el estrés de una maternidad que debe ejercerse a la par de las
exigencias del mundo laboral y de la falta o poca presencia, todavía, de
parejas que se hagan corresponsables de las tareas de cuidado de las hijas o hijos.
La ONU
ha indicado también que la situación de las mujeres en la ciencia durante esta
pandemia del COVID 19 ha visto retrocesos. El cierre de laboratorios y de
empresas de desarrollo tecnológico han dejado sin su práctica o sin su trabajo
a muchas mujeres. Como sabemos, al quedarse en casa también hay aumento de
responsabilidades para cuidar de otras u otros.
En
España se realiza este año una campaña muy interesante llamada No más Matildas
o No more Matildas, en honor a Maltilda Joslyn Gage, sufragista, abolicionista
y precursora feminista estadounidense, que dedicó gran parte de su vida a
denunciar la opresión de las mujeres y visibilizar las contribuciones de las
mujeres en diversos campos de la vida cultural y científica del mundo.
La
campaña No más Matildas y la celebración del 11 de febrero Día Internacional de
las Mujeres y Niñas en la Ciencia, son esfuerzos de diversos sectores por visibilizar,
reconocer e incentivar la presencia de mujeres y niñas en la ciencia y tecnología.
Son una invitación a la reflexión y a la acción para que cada quien, desde su
espacio, desde los medios con lo que cuente, impulse y reconozca la importancia
de contar con niñas y mujeres interesadas y dedicadas a la ciencia y
tecnología. Cierro con la frase de la ONU con la que inicié “El mundo necesita de la ciencia y la ciencia de las mujeres”.