Autora: Ana Luisa Nerio
Monroy
No es casual que la lucha por
la igualdad de género y la prevención y eliminación de la violencia en contra
las mujeres sea un tema de preocupación mundial ya que en todos los grupos de
población: personas con discapacidad, personas mayores, migrantes, indígenas,
refugiados, desaparecidos, población LGBTTI, etcétera, hay mujeres.
Y son las mujeres las que
dentro de esos grupos de la población suelen ser las que a causa del sistema
patriarcal y todo lo que éste implica con su machismo y misoginia, enfrentan
más obstáculos ejercer y gozar de todos sus derechos.
Peor aún, si se trata de las
niñas pues aún no se ha superado la visión adultocéntrica que trata a las niñas
y niños como propiedad de las personas adultas y que no les reconoce derechos
más allá de los que “la sabiduría de los años decide darles”. Si se suma a la
edad el asunto del género, tenemos una combinación alejada de un enfoque de
derechos de la infancia que coloca a las niñas en situaciones de gran
vulnerabilidad.
Se considera que la niñez va
de los cero a los 18 años. En México la Encuesta Intercensal 2015 señala que residen
39.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años, lo que representa
32.8% de la población total. Aproximadamente la mitad de esa población son
niñas. Es decir, en México hay cerca de 20 millones de niñas que se enfrentan a
diversas problemáticas y obstáculos para el goce y ejercicio pleno de sus
derechos humanos.
Por ejemplo, la Fundación para
la Justicia y el Estado de Democrático de Derecho señaló, hace algunas semanas que,
de los 5 mil 452 menores desaparecidos, 3 mil 217 son niñas y 2 mil 235 niños. (Datos
del Registro Nacional de Personas Desaparecidas)[1]. ¡Más de
3 mil niñas! Niñas cuyas familias viven en la desesperación y dolor de no saber
dónde están. La desaparición de estas niñas puede tener diversas explicaciones:
crimen organizado, trata de personas, explotación sexual, explotación laboral,
tráfico de personas, violencia de género. Por su edad o grado de madurez, así
como por su condición de mujeres, las niñas son un grupo en situación de mayor
vulnerabilidad dentro de las propias mujeres. Ante esta problemática, como en
muchas otras, poco ha hecho el Estado Mexicano o lo que ha realizado no ha
resultado realmente efectivo.
Otro ejemplo, y tema de
verdadera alarma en nuestro país es el de embarazos en niñas y adolescentes. La
organización IPAS señala en un estudio presentado este año (100% recomendable
su lectura)[2],
que en 2016 México registraba más de 11 mil nacimientos en niñas entre 10 y 14
años. Cifra tras de la que se pueden ocultar muchísimos casos de violencia
sexual. ¿Puede alguien imaginar a una niña de 10 años teniendo relaciones
sexuales de manera consiente y consentida? Yo definitivamente no.
Un embarazo durante la adolescencia conlleva diversos riesgos para la vida y salud de madres, hijos o hijas. Asimismo, el proyecto de vida de la joven se ve obstaculizado. Un gran número de madres adolescentes no continúan o no concluyen sus estudios y esto repercute en otros de sus derechos como la salud, el trabajo y una vida libre de violencia.
Este 11 de octubre, Día
Internacional de la Niña es una fecha para reconocer la enorme cantidad de
violaciones a los derechos humanos que millones de niñas viven en todo el
mundo. Exigir el respeto a sus derechos, no callar ante las injusticias;
cambiar la forma en que educamos a niñas y niños puede contribuir a que no haya
niñas sin acceso a la educación, a la salud, o a una vida libre de violencia.
#LasNiñasTambiénCuentan
@aluisanerio
[1] Sin Embargo, La cifra del horror: 3,217
niñas y 2,235 niños desaparecidos en 10 años en México; 70%, con Peña en http://www.sinembargo.mx/30-04-2018/3413470
[2] IPAS, Violencia sexual y embarazo
infantil en México. Un problema de salud pública y de derechos humanos. https://www.ipasmexico.org/wp-content/uploads/2018/06/Brochure%20Violencia%20Sexual%20y%20Embarazo%20Infantil%20en%20Me%CC%81xico,%20un%20problema%20de%20salud%20pu%CC%81blica%20y%20derechos%20humanos.pdf
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