Autora:
Ana Luisa Nerio Monroy
No deja de llamar mi atención
la reacción de algunos compañeros y compañeras de trabajo, sobre todo hombres, cuando
el día de las madres hace su arribo en el calendario y me felicitan en el
trabajo ¡Felicidades licenciada! (Nota: todas y todos somos licenciadas o
licenciados en este ambiente Godínez en el que actualmente me desenvuelvo y que
adoro, no me malinterpreten)
¿Cómo? ¿No fue al desayuno de las madres? y respondo “No, no fui. Porque yo no
soy mamá”. ¡Ah bueno! Disculpe, bueno…pero bueno…tal vez algún día….
La gente se descompone y no
sabe qué hacer o decir. Porque para algunas personas es contradictorio y genera
extrañeza, en este mundo donde se ha construido culturalmente la idea de que
las mujeres somos madres, encontrarse con una mujer que suponen es mamá y no lo
es. Y se sorprenden aún más si les digo que tengo varios años casada y luego
terminan de sorprenderse si además se enteran que soy católica.
Una mujer sin hijos o hijas, que
en general se ve saludable, relativamente joven y que además está casada, no
cuadra con el binomio mujer-madre, que nos guste o no, aún está inserta en la mente
de muchas personas. Esto no debe extrañarnos ya que la construcción de género y
sus mandatos tradicionales, siguen muy presentes en nuestra sociedad. Por
tanto, si bien existen avances, las mujeres siguen etiquetadas y ubicadas en
ciertas actividades, actitudes, tareas y destinos. Uno de ellos es la
maternidad.
¡Ah¡, Y de una vez aclaro, no
tengo nada en contra de quienes son madres, desean y deciden serlo. No las creo
de ninguna manera inferiores, pero tampoco superiores, simplemente su proyecto
de vida es distinto del de otras mujeres, entre las que me ubico.
Sigo entonces…El asunto de
estar casada y sin hijos genera mucho ruido porque aún prevalecen ciertos
prejuicios ante la maternidad en solitario. Estar sola y sin hijos tal vez no
está tan mal, podría ser hasta más responsable (habrá quien lo crea así). Para
qué complicarse la vida y “aventarse el paquete de traer hijos o hijas al mundo
sin un papá”. O si eres una “solterona” (¡qué horrible palabra!) pues se
entiende…si no hay pareja estable o matrimonio no hay hijos (falsa idea). Pero
casada y sin hijos…algo raro (o malo) habrá ¿no?
Además, se enteran que soy
católica y se preguntan…bueno ¿pero si es católica debería desear tener hijos?
A las y los católicos les gusta tener bebés (otra falsa idea). Se casan para
formar una familia (como si una familia sólo existiera cuando hay descendencia).
Si sumamos que uno de los temas
con los que me siento muy comprometida y de alguna manera, trabajo, defiendo y
visibilizo son los derechos de niñas, niños y adolescentes…dicen… ¿Cómo? ¡Si no
es una odia-niños y niñas! Si está casada, es católica, está joven (no tanto eh,
estoy en mis 40s), si se ve saludable… ¿Por qué no es mamá?
La respuesta para mí es
sencilla. Porque no quiero. Porque soy de esas pocas afortunadas en el mundo
que pudo decidir. Que pudo elegir no ejercer la maternidad porque se dio cuenta
que eso no era lo suyo. Porque en mi vida hay otras cosas que la enriquecen,
que me hacen sentir plena, realizada y que me generan mucha felicidad. La
maternidad no es una de ellas. Y sí, tengo una pareja que hasta ahora ha
compartido esa idea y nos la pasamos requetebién.
@aluisanerio Twitter
Enfoque DH Blog
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